Pese a la enorme cantidad de años de su creación -la niña Eduvigis me pilló con veinticinco años de edad-, hay un dato curioso: no ha disminuido nada la ternura que todavía hoy me inspira este personaje.
Ahora tenemos por separado, y en ebook, la santidad de la niña Eduvigis Lindavista.