Doña Rosa tiene la cara llena de manchas, parece que está mudando siempre la piel como un lagarto. Cuando está pensativa, se distrae y se saca virutas de la cara, largas a veces como tiras de serpentinas. Después vuelve a la realidad y se pasea otra vez, para arriba y para abajo, sonriendo a los clientes, a los que odia en el fondo, con sus dientecillos renegridos, llenos de basura.
Fragmento perteneciente a la novela de Camilo José Cela, La colmena (pág. 22).
Escritos míos donde aparece Camilo José Cela: