Los desaforados constitucionales

Los presuntos desforados constitucionales del siglo XXI (Foto de El Mundo: http://www.elmundo.es/cataluna/2015/11/11/56432ae546163fb1358b4586.html)El Ampurdán -oigo decir- es un país de lunáticos, de atolondrados, de dispersos, de alocados. Y es cierto.
Y también lo es que hay en este país mucha gente que se pasa la vida levandando objeciones, metiendo bastones entre las ruedas de toda persona interesada en llevar a cabo alguna iniciativa o que, en una u otra forma, se salga de la espesa rutina. Estas objeciones se construyen gratuitamente, al tuntún, la reticencia es permanente. Tanto si queréis matar los parásitos de los frutales como los escarabajos de las patatas, tanto si queréis acaban con las moscas de la villa como con la usura de los payeses, oiréis decir constantemente:
-¿Usted quiere hacer esto…? ¡Qué lo va a hacer! ¿Que estamos dormidos…? ¡No lo hará usted nunca…! ¡Desgraciado! No sabe usted lo que se dice…
En el fondo de todo desaforado, y en este país, quizá no hay más que un hombre debilitado y fatigado de sentirse tratado permanentemente de sopla-nubes y de bobo. Quiero decir que hay desaforados que no son más que hombres provocados.
Después están los desaforados constitucionales, los atolondrados marcados por una fuerza interna, los dispersos de profesión. Estos, sin embargo, son cosa muy diferente.

Fragmento perteneciente al diario de Josep Pla, El cuaderno gris (pág. 50).

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Mi cuaderno gris

 

Pensionistas

Pensionistas
En una mesa del fondo, dos pensionistas, pintadas como monas, hablan de los músicos.
-Es un verdadero artista; para mí es un placer escucharle. Ya me lo decía mi difunto Ramón, que en paz descanse: «Fíjate, Matilde, sólo en la manera que tiene de echarse el violín a la cara». Hay que ver lo que es la vida: si ese chico tuviera padrinos llegaría muy lejos.
Doña Matilde pone los ojos en blanco. Es gorda, sucia y pretensiosa. Huele mal y tiene una barriga tremenda, toda llena de agua.
-Es un verdadero artista, un artistazo.
-Sí, verdaderamente: yo estoy todo el día pensando en esta hora. Yo también creo que es un verdadero artista. Cuando toca, como él sabe hacerlo, el vals de «La viuda alegre», me siento otra mujer.
Doña Asunción tiene un condescendiente aire de oveja.

Fragmento perteneciente a la novela de Camilo José Cela, La colmena (pág. 53).

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Mi cuaderno gris

Muerte, protesta, Vida, amor, erotismo, París

LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES: DESCOLOCADAS, DESNORTADAS
Lo más nombrado:

Año 2001. Ataque en Nueva York y Washington: Reacción incompleta.
Año 2004. Ataque en Madrid: Reacción incompleta.
Año 2005. Ataque en Londres: Reacción incompleta.
Año 2015. Ataque en París (enero, noviembre): Reacción incompleta.

¿HASTA CUÁNDO?

Carteles en la Plaza de la República, París (Foto de El Español)

Un Josep Carner, de Josep Pla

Josep Carner, tomado como príncipe de poetas

Leídos Les planetes del verdum de Josep Carner.
Carner es probablemente -tanto si escribe en prosa como en verso- uno de los retóricos más prodigiosos de la época. El dominio que tiene de la lengua y de sus misterios es enorme, provoca una auténtica envidia. Peligro permanente de esta clase de virtuosismos: caer en el provenzalismo, en el juego literario como finalidad; confundir la forma con el fondo. Hablando en términos generales, Carner es gracioso; formalmente, siempre. A pesar de ser barcelonés nunca es chabacano. La chabacanería de los escritores barceloneses es observable, a veces, hasta en las notas de sociedad: corresponde al ruralismo abrupto y pedantesco de los escritores de fuera.
En la obra de Josep Carner, la magnitud del esfuerzo literario no es, a veces, correspondiente a la autenticidad humana del fondo. Es la montaña pariendo un ratón. Carner produce el efecto del hombre que ha impuesto unos límites a su vida mental por delicadeza -por timidez, quizás- o quizá, también, por sentido del ridículo.

Fragmento perteneciente al diario de Josep Pla, El cuaderno gris (pág. 44).

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Los seres irracionales

Seres irracionales

Don Pablo sonrió como quien, de repente, encuentra que tiene toda la razón.

-Pero eso no lo encuentra usted entre los seres irracionales. Los seres irracionales son más gallardos y no engañan nunca. Un gatito noble como ese, ¡je,je!, que tanto miedo le daba, es una criatura de Dios, que lo que quiere es jugar, nada más que jugar.

A don Pablo le sube a la cara un sonrisa de beatitud. Si se le pudiese abrir el pecho, se le encontraría un corazón negro y pegajoso como la pez.

Fragmento perteneciente a la novela de Camilo José Cela, La colmena (pág. 47).

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Jordi Turull / Agente Smith

El intrépido independentista catalán Jordi Turull es la viva imagen del agente Smith, de la película Matrix. Siempre que veo al indepe Jordi Turull en la tele, tengo la sensación de que repentinamente el intrépido independentista catalán puede empezar a pegar saltos enormes, a volar, a caminar por los techos, a poner bien firmes a todas las personas que poblamos el mundo real. ¡Qué gozada!

El agente Smith como Jordi Turull, en Cataluña, una de las regiones más bonitas y prósperas de España

Los ampurdaneses

EmpordàEs el autor de una observación muy aguda sobre los ampurdaneses, de los cuales decía que tenemos una imaginación tan exuberante que confundimos las moscas con las águilas, lo que es cosa exactísima.
Personalmente, el señor Gisch era, claro es, a pesar del diagnóstico, como buen ampurdanés, un hombre de elevada temperatura imaginativa. De todos modos, hay un hecho que demuestra que fue también un hombre de un buen sentido muy grande.
Un día se le acercó el alguacil y con mucho misterio, hablándole al oído, le denunció que, en las afueras de la villa, en el molino de viento, había sorprendido a un hombre encima de una mujer, o a una mujer encima de un hombre, no lo recuerdo exactamente.
-¡No hagas caso…! -dijo rapidísimo y con un aire profundamente serio el señor Gish-. No tiene ninguna importancia y no hay más que hablar. Ya comprenderéis que pueden haberse caído el uno sobre el otro. En el mundo pasan cosas muy extrañas…
El ampurdanés es, quizás, el hombre más absolutamente entusiasta y elemental de Cataluña, siempre que el entusiasmo no deba durar mucho ni prolongarse demasiadas horas seguidas.

Fragmento perteneciente al diario de Josep Pla, El cuaderno gris (pág. 41).

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La broma

Deformación, en risa, de la Gioconda (una broma)

Algún hombre ya metido en años cuenta a gritos la broma que le gastó, va ya para el medio siglo, a Madame Pimentón.
-La muy imbécil se creía que me la iba a dar. Sí, sí… ¡Estaba lista! La invité a unos blancos y al salir se rompió la cara contra la puerta. ¡Ja, ja! Echaba sangre como un becerro. Decía «Oh, la, la; oh, la, la», y se marchó escupiendo las tripas. ¡Pobre desgraciada, andaba siempre bebida! ¡Bien mirado, hasta daba risa!
Algunas caras, desde las próximas mesas, lo miran casi con envidia. Son las caras de las gentes que sonreían en paz, con beatitud, en esos instantes en que, casi sin darse cuenta, llegan a no pensar en nada. La gente es cobista por estupidez y, a veces, sonríen aunque en el fondo de su alma sientan una repugnancia inmensa, una repugnancia que casi no pueden contener. Por coba se puede llegar hasta el asesinato; seguramente que ha habido más de un crimen que se haya hecho por quedar bien, por dar coba a alguien. (…)
Corre por entre las mesas un gato gordo, reluciente; un gato lleno de salud y de bienestar; un gato orondo y presuntuoso. Se mete entre las piernas de una señora, y la señora se sobresalta.
-¡Gato del diablo! ¡Largo de aquí!
El hombre de la historia le sonríe con dulzura.
-Pero señora, ¡pobre gato! ¿Qué mal le hacía a usted?

Fragmento perteneciente a la novela de Camilo José Cela, La colmena (pág. 28).

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