Ray Loriga, su gato remuerto

Un gato muertoEl alma en los pies. Acabo de conocer al gato remuerto del escritor Ray Loriga. Pobre gato remuerto, torpe y hazmerreír en la muerte, caricatura de lo que fue en vida. Desencajado su esqueleto sintáctico por una pluma cegata, el fantasma del gato remuerto de Ray Loriga acude a mí implorando, suplicando. Pretende que espante la estúpida alusión a su cadáver, deshonra de las letras patrias, pedrada en la frente. Si El dardo en la palabra, del maestro Lázaro Carreter, levantara la cabeza…

Resulta que Ray Loriga escribe hoy en el diario El País que se tropezó con «el cadáver de un gato muerto». Inmediatamente asoma tras mi ventana, debajo de un coche aparcado, la imagen de su opuesto: el cadáver de un gato vivo. Tuerto de un ojo, cargando sus lanas sucias, cojeando de una pata, se retira de mi vista en estado de postración resignada. Se retira tal como es: el cadáver de un gato vivo.

Todo sigue igual. No ocurre nada con un dardo en la palabra. Nada es más triste que antes. Nada es mejor que antes. Así que dejemos el cadáver de un gato muerto como símbolo de la brillante postración de la literatura española actual, siempre tan resignada, envarada, acartonada; siempre tan bien mandada, como hecha por encargo, fluyendo en los corsés requeridos.

Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010

Sobre la narrativa actual

Literatura

¿Que opine sobre la narrativa actual? La respuesta es sencillísima. La narrativa actual es una mierda. La asepsia es el garabato dominante. Nada de infecciones. Todo edulcorado. Ninguna palabra por encima de otra. Todos los narradores iguales, como estúpidos calcos. Algunos de ellos con la potra de contar con una descaradísima operación de mercadotecnia. Todos dominados por el gran jefe, el gran matador, la gran criba, el gran manipulador cultural: las empresas editoriales, valga la redundancia.

Publicado bajo el epígrafe de Artículos dominicales, en Dietario en Red, el 25 de octubre de 2009

Sobre la narrativa actual pertenece al libro Artículos fronterizos