Un estímulo que pellizca, un suspiro descarrilado, unos puntuales latidos en las sienes, como el inesperado y brusco titilar de la angustia, son suficientes para sacarnos fuera. Repentinamente notamos que una parte de nuestro espíritu serpentea como los soplos del aire, entre las bocanadas del aire, y lo detenemos. Pero hoy debe ser distinto.
Fragmento inicial del artículo «Tímido esbozo», perteneciente al libro Articulismo formal (pág. 37, Morfeo Editorial, Barcelona, junio, 2020), ya a la venta.
Aquí no hay quien pare. Casi cuarenta grados. Las vacaciones. La sierra. La siesta. Seguro que ustedes asocian la severidad de una canícula áspera, casi en chispas, con determinadas escenas delirantes. Pues aquí no hay quien pare.
Fragmento inicial del artículo «Cuestión de pulmón», perteneciente al libro Articulismo formal (pág. 33, Morfeo Editorial, Barcelona, junio, 2020), ya a la venta.
Estos últimos días ha hecho calor, pero en la última madrugada llovió dos o tres horas. Por la tarde, la mezcla del bochorno de la tierra y del frescor del aire, es deliciosa.
Voy al «mas» por la carretera del cementerio. Desde Morena se ve un gran panorama: los Pirineos al fondo, blancos, sobre un cielo inmenso (…); en primer término el pequeño Ampurdán es como una miniatura dibujada, preciosa.
La lluvia ha refrescado el verde de los pinares y de las alfalfas. Todo está brillante, bruñido. El trigo está en el momento del paso del verde a la espuma blanca y rubia de la madurez. (…). Los colores son fuertes y lustrosos y los perfiles muestran una incisión profunda, una rugosidad precisa. El paisaje me hace pensar en las pinturas de los primitivos que a veces veo reproducidas en las revistas ilustradas. ¿Me será posible ver esa pintura algún día?
A las tres de la tarde la temperatura es elevada y la luz es cruda. Cuando entro en la gran sala del «mas», abro un poco el balcón y el viento hincha, ligeramente, la cortina. Afuera, en las acacias inmediatas, se oyen los gorriones. La presencia de los pájaros parece aumentar el silencio. El silencio siempre sorprende. Es una cosa insólita, que tiene una punta de misterio. Paso un rato, sentado en una silla, perplejo. El viento hincha y deshincha la cortina.
Fragmento perteneciente al diario de Josep Pla, El cuaderno gris (pág. 92).
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