El traidor Gonzalo de Pineda deliraba, abandonado por los suyos, en la espesura de una selva advenediza.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Noche de tropiezos y altivez» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 87).
El traidor Gonzalo de Pineda deliraba, abandonado por los suyos, en la espesura de una selva advenediza.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Noche de tropiezos y altivez» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 87).
El camillero hubo de ayudarla a levantarse.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El acoso» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 117).
—Hoy los niños no se van al colegio. Hoy nadie sale de aquí. Están ahí fuera.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El acoso» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 116).
—¿La has visto?
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El acoso» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 114).
Todavía no he conseguido emular las gestas de Lope de Vega, poeta y sacerdote,
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El fragor de la sangre» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 33).
«¿Comprenden?». «No, profe, eso no mola». «Ya saben, el léxico que juega al escondite, a pillarse los bigotes, ¿comprenden?».
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El fragor de la sangre» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 32).
Don Ramón Gómez apura el tiempo y me dice, cachondo, que los negros tienen «el
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El fragor de la sangre» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 29).
La distingo. No puede ser. Me divisa con un gesto muy severo. Yo diría que me maldice. El hecho es evidente.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El fragor de la sangre» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 27).
—Espérame un momento, que voy a echar una meada.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 15).
El rubiasco alargaba sus pisadas como si nada. Otra callejuela. Una sirena muy distante. El rostro sin novedad de los transeúntes.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 14).
—Caballero, ¿se encuentra bien?
—Sí, por supuesto.
El camarero se justificó, carraspeó en su soflama.
—Parecía como acalorado.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 13).
No hallaba la postura adecuada refugiado dentro del abrigo. Los cascajos del escalofrío siempre alcanzaban su hueco, estremeciéndolo.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 12).
La islilla reverberaba de frescura, exigía ideas frescas.
—¡Yo qué sé!
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 11).
—A sus órdenes.
La fortaleza de Segis, enconada, resquebrajó el teléfono al colgarlo.
—¡Cabronazos!
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Un puzzle gris» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 10).