Caricaturizó el dibujo de san Juan de la Cruz. Aquel en que aparece un Cristo crucificado con la cabeza gacha, mortecina, melenuda. Aquel del clavo enorme en la flamígera mano izquierda, que no se hunde en la carne hasta el cabezal, debido a su extrema longitud.
Publicado bajo el epígrafe de Artículos dominicales, en Dietario en Red, el 3 de enero de 2010