En el hospital, y sobre una reina:

Erotómano

Fotograma de una película italiana de los años 70.

ADVERTENCIA DE UNA MUJER
En el hospital de Valencia, estudiando yo el último año de Medicina, ingresó en una sala un hombre joven de veinte o veintidós años a lo más, demacrado, en los huesos, con una tuberculosis de las que llamaban entre el pueblo tisis galopante. Le acompañaba su mujer, una rubia muy perfilada y muy guapa.
A un condiscípulo y a mí nos encargó el profesor que hiciéramos la historia clínica del enfermo.
El tuberculoso estaba en plena consunción, sin remedio, y apenas tenía fuerzas para hablar. Le preguntamos a su mujer qué le había pasado al enfermo, qué origen tenía el mal de su marido.
Ella nos dijo, naturalmente, con otras palabras, que era un erotómano y que así se había exterminado. La explicación de la mujer fue muy cruda y muy cínica.
Al principio nos pareció que la rubia tenía cariño por el enfermo, pero dos o tres días después nos dijo con frialdad:
–No hagan ustedes mucho caso de este, porque es un hombre muy ingrato.
Problamente la mujer estaba deseando que se muriera su marido.

FERNANDO VII
Como se sabe, Fernando VII, aconsejado por los médicos, llevó a su mujer, la reina María Amalia, al balnearia de La Isabela para ver si tenía descendencia.
Habían salido de Sacedón una tarde de agosto de calor sofocante. La reina iba en coche, y los palaciegos y el rey, a pie.
El tiempo era pesado, de bochorno, Fernando VII dijo, de mal humor:
–De aquí vamos a salir todos preñados… menos la reina.

Fragmentos pertenecientes al libro de Pío Baroja, Bagatelas de otoño (págs. 28 y 38).

Escritos míos donde aparece Pío Baroja:
Dietario en Red 2004-2006
Dietario en Red 2007-2008
Articulismo formal
Mi cuaderno gris