El empleado del cementerio tiene una fuerza descomunal. Se me antoja que no es trigo limpio.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (y pág. 145).
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El empleado del cementerio tiene una fuerza descomunal. Se me antoja que no es trigo limpio.
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Las horas vuelan frente al televisor. Todos nos asimos a las manos vivas y muertas, por adquirir consuelo.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 138).
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Como la joven Iris sufre un pasmo y se queda sin habla, sin movilidad, descuido un poco mis mañas.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 129).
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Los intermitentes resplandores de los contenedores me insinuaban que saltara al balcón vecino, aunque sólo fuese en misión de reconocimiento.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 119).
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Hay que hacer de tripas corazón, y más cuando el que escribe conoce minuciosamente las tripas y el corazón de las personas.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 110).
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«Ahora vengo por ti», le dije a la esposa. En su camisón blanco como la cal se enmarañaban hojas secas de algunos árboles. «¡Aquí te espero, pedazo cabrón!», dijo.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 100).
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Yo digo «no me lo pongas chungo», y los aspavientos de sus muslos descongestionan el nerviosismo.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 91).
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El compañero Paco nunca interrumpe sus averiguaciones. Muy pronto acabará desquiciándome la contención.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 80).
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Pienso que el queso que estoy comiendo en este momento huele a vaca parida.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 72).
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Y me uní a la canción del pirata que sonaba en aquel instante en la radio.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 63).
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Me parece que Ana aún no se había divorciado de Luis. Qué va, eso fue más tarde, después de que el muy cerdo se acostara con una prostituta.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 51).
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Imaginaba que inmaculada Irene simulaba perplejidad, que su mutismo pertenecía al teatro. Las patatas se quemaban en la sartén.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 40).
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—¿Esas cosas aprendes de Antonio Machado y de los libros de ciencias? ¡Te voy a machacar los huesos como te descubra! ¡Sé lo que hacéis! ¡Yo no voy a ser uno más de esos muertos de las basuras!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 31).
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El doctor Contreras me comunica que he «adivinado» la ruptura del noviazgo de su guardaespaldas. Reconozco que a veces acierto las cosas de las personas; y que otras, yerro. Es increíble.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 25).
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Doctora Sarmiento, jamás se descuide y se quede a solas conmigo.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El informe del roedor (pág. 15).
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UN PUZZLE GRIS, relato perteneciente a Trenzado de homicidas, disponible en iBookstore.
UN PUZZLE GRIS es una historia de estrés frente al terrorismo de ETA. En UN PUZZLE GRIS el desquiciamiento y la neurosis planean por el cielo de San Sebastián centrándose en un agente de la Guardia Civil, un joven rubiasco de Sevilla. UN PUZZLE GRIS es un relato que pertenece al libro TRENZADO DE HOMICIDAS.
UN PUZZLE GRIS
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Después le dio la espalda a los acontecimientos, escuchó la estrepitosa sirena de la ambulancia que se perdía, y pensó que la muerte, aquella tarde, le seguía los pasos.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 90).
Se volvieron. Comenzaron a alejarse. Poco a poco se confundieron entre la gente que deambulaba Rambla arriba.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 89).
Al otro lado de la Rambla, justo enfrente, a unos quince metros, descubrió a su esposa fallecida, muy cerca del bordillo donde encontró la muerte.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 88).
—Gracias, mi cielo… Oye, ¿dónde tienes los dedos de esta mano?
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 76).
—El agua de mi cerebro la escucho siempre.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 75).