Consiguió agarrarse a los pelos de la que fue amenazada compañera del difunto.
—¡¡¡ASQUEROSA!!!… ¡¡¡PUTASQUEROSA!!!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 92).
Consiguió agarrarse a los pelos de la que fue amenazada compañera del difunto.
—¡¡¡ASQUEROSA!!!… ¡¡¡PUTASQUEROSA!!!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 92).
—Qué valiente. Menuda lección me dio la vieja —se dijo mientras subía las escaleras de su edificio—. La vida, la gente que encaja en la vida. Y los que se mueren. Hoy jueves, la muerte sigue mis pasos.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 91).
Después le dio la espalda a los acontecimientos, escuchó la estrepitosa sirena de la ambulancia que se perdía, y pensó que la muerte, aquella tarde, le seguía los pasos.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 90).
Se volvieron. Comenzaron a alejarse. Poco a poco se confundieron entre la gente que deambulaba Rambla arriba.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 89).
Al otro lado de la Rambla, justo enfrente, a unos quince metros, descubrió a su esposa fallecida, muy cerca del bordillo donde encontró la muerte.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 88).
La zarzamora de la lejanía
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 97).
Dos de mis hijos, los varones, trepaban en los pinos de las laderas
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 96).
Llega al tercer piso, se sienta en el petate, delante de su puerta, y coge las llaves.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 26).