Acabo de ver mi primer parte informativo del día, a las seis de la mañana. A día de hoy, y con lo que está cayendo, ya en los titulares, a los constitucionalistas nos trata de unionistas, como si Cataluña fuese el Úlster, en Irlanda del Norte. La TV3 ESTÁ QUE RABIA. Nada más empezar con los titulares, sigue con lo que también podría entenderse como ofensa, con lo que está cayendo, y dice que en Cataluña tenemos dos legalidades. ¡DOS LEGALIDADES! Sí, efectivamente, sigue engañando a sus más de dos millones de votantes, los nacionalistas/independentistas, a más de siete millones de personas, la Cataluña entera. Y al mundo entero. La televisión pública ha de ser neutral. Menudo asco.
¡PSOE, corrige tu error!
¡PSOE, no permitas que TV3 siga inoculando a la población el virus de la rabia!
¡¡¡PSOE, ¿todavía no te haces a la idea de que en Cataluña
(el Parlament y el Palau), durante 54 días, tenemos abolido el nacionalismo?!!!
TV3, actuando en contra, ofendiendo a la mitad de los habitantes de Cataluña. No imparcial.
(El nacionalismo y Pío Baroja, decimosexta y última entrega)
Pío Baroja en el Parque del Retiro de Madrid.
Peor aún que la doctrina nacionalista me parece el procedimiento de los catalanistas. ¿En dónde, en qué está legitimada la campaña antiespañola que ha hecho durante muchos años el catalanismo? Yo he visto en periódicos extranjeros cómo se insultaba a los españoles estúpidamente, y sabía de dónde salían esos artículos publicados en periódicos italianos y franceses; he visto disfrazar la historia y la antropología, y todo con móviles mezquinos y bajos.
(…) Hoy, al lado del sabio, no está el sacerdote, ni el guerrero; hoy, al lado del sabio, marcha junto a él, muchas veces delante de él, el revolucionario. Alguno preguntará: ¿Qué consecuencia se puede deducir de sus palabras? La consecuencia que yo obtengo es esta: Cataluña es, hoy por hoy, un pueblo grande, un pueblo culto, que no ha encontrado los directores espirituales que necesita; que no ha encontrado sus escritores, ni sus artistas, porque una nube de ambiciosos y petulantes, más petulantes y ambiciosos que los que padecemos en Madrid, han venido a encaramarse sobre el tablado de la política y de la literatura y a pretender dirigir el país. Estos geniecillos pedantescos, estos Lloyd Georges de guardarropía, son los que necesitan cerrar la puerta de su región y de su ciudad a los forasteros; son los que necesitan un pequeño escalafón cerrado, en donde se ascienda pronto y no haya miedo a los intrusos; son los que quieren reservarse un trozo de tierra, hoy que nosotros creemos que la tierra debe ser de todos. ¿Y el remedio?, preguntará el que esté conforme conmigo. El remedio es uno: destruir, destruir siempre en la esfera del pensamiento. No hay que aceptar nada sin examen; todo hay que someterlo a la crítica: prestigios, intenciones, facultades, famas…
(…) Voy a concluir, porque estoy cansado de tener la pluma entre los dedos. No pretendo ser exacto; sé que soy arbitrario, pero me basta con ser sincero. Yo no llamo revolución a herir o a matar; yo llamo revolución a transformar.
(…) Que nuestra inteligencia sea como la reja que destroza la dura corteza del suelo. Que nuestro sentimiento crítico sea como el ojo del labrador que sabe distinguir la cizaña del trigo. Destruid y cread alternativamente y el porvenir de España y el porvenir de Cataluña será nuestro.
Fragmento perteneciente al libro de Pío Baroja, Momentum catastrophicum (pág. 100).
(El nacionalismo y Pío Baroja, decimoquinta entrega)
Pío Baroja, junto al mar de San Sebastián.
Además, el nacionalismo lleva un cargamento histórico que la masa popular, con un gran sentido de la realidad, mira con un desdén absoluto. La masa popular es radical, es antitradicionalista, es antihistórica, y tiene razón. Su instinto le hace comprender que en la tradición está su enemigo. El hombre que vive en el pasado no ama el presente y quiere vaciar casi siempre el porvenir en el molde de lo pretérito. Nosotros, no; nosotros no queremos ocuparnos del pasado, no queremos saber las fases que han servido de etapas al martirologio del pueblo. La Humanidad ha levantado dos grandes construcciones: la Historia y la Ciencia. La Historia es como un río, tan pronto claro, tan pronto turbio, que viene de la oscuridad de las edades lejanas; la Ciencia es la construcción sólida de la Humanidad, la única bienhechora; ella, poco a poco, a medida que avanza, nos va dando el pan del cuerpo y del espíritu, y va alejando de nuestro lado las enfermedades y la muerte.
(…). Sí, la ciencia es sagrada; podremos comprenderla o no; podrá estar por encima de nosotros, pero no importa, es nuestra protectora, es nuestra madre. La historia, no; la historia es traidora, la historia es reaccionaria, la historia trata de escarmentarnos con el ejemplo; pero, afortunadamente, los pueblos no tienen memoria y olvidan a los tiranos y olvidan a sus verdugos. Es la manera mejor de vengarse de ellos.
Fragmento perteneciente al libro de Pío Baroja, Momentum catastrophicum (pág. 96).
(El nacionalismo y Pío Baroja, decimocuarta entrega)
Pío Baroja en Itzea, en 1918.
Yo no creo que haya nada útil, nada aprovechable, en el nacionalismo; no me parece, ni mucho menos, el régimen del porvenir. Si ya a los hombres nos empieza a pesar el ser nacionales; si ya comenzamos a querer ser solo humanos, solo terrestres, ¿cómo vamos a permitir que nos subdividan más, y el uno sea catalán, y el otro castellano, y el otro gallego como una obligación?
Porque ahora lo somos todos, claro, según nuestro nacimiento; pero yo, vascongado, voy a vivir a Madrid y soy un madrileño, sin necesidad de exigirme expediente, y el aragonés, o el valenciano, o el gallego que viene a vivir a Barcelona es un catalán como el que haya nacido en Reus o en Gerona.
(…) ¿Y por qué obligar al que se siente castellano o aragonés, que es una tierra de trigo, de viñas y de olivos, a identificarse con el vasco verdadero, de una tierra de maíz y de manzanos?
No, yo no veo en el nacionalismo como un régimen del porvenir; podrá ser un camino en países constituidos por razas distintas: en Austria, por ejemplo, en donde los checos luchan contra los sajones; en Rusia, donde los polacos luchan contra los eslavos; en los Balcanes, en Finlandia, en Irlanda; ¡pero aquí!, aquí no tiene razón de ser y creo que en el fondo no tiene tampoco raíz; creo que en el fondo no se sostiene más que por rivalidades personales, por celos de unos personajes contra otros, por ver el modo de quitarse la parroquia mutuamente.
Fragmento perteneciente al libro de Pío Baroja, Momentum catastrophicum (pág. 96).
(El nacionalismo y Pío Baroja, decimotercera entrega)
Curioso billete de 25 pesetas (cinco duros).
Así, como decía antes, que era muy posible que no hubiese problema catalán, creo también muy posible que no haya dentro de ese problema, si lo hay, cuestión de rivalidad de lenguas.
La cuestión del predominio del idioma se ha de resolver por el tiempo. El castellano se ha convertido en español y hasta en hispanoamericano; es una lengua tan nuestra como de los demás españoles, tan del catalán como del gallego o del vascongado.
(…) Hace unos días se decía que los yaquis querían proponer el español como un idioma universal. ¿Y no sería estúpido hacer perder la extensión de una lengua, que es también de uno, por un prurito de amor propio? Dar a entender, como lo hacen los catalanistas, que el castellano se conserva en Cataluña por la presión oficial, es un absurdo. Aquí, en Barcelona, se han hecho en estos últimos tres o cuatro años grandes Enciclopedias; pero se han hecho en español, y es natural, porque es la única manera de tener la venta en América, porque el interés de todas las regiones españolas es hacer del español una lengua expansiva.
Ante los hechos es ridículo afirmar es despotismo central en la cuestión del idioma. Es naturalísimo que de los cuatro o cinco idiomas nacionales haya preponderado uno, y esto ha pasado en Francia y en otros países, y esto pasa en España; pero el Estado no ha hecho presión aquí y, si la ha hecho, no ha sido tan enérgica como la han hecho en Francia, en Alemania y en Inglaterra, con sus idiomas regionales.
(…) Todos los pueblos que caen quieren regiones más o menos separatistas, porque el separatismo es el egoísmo, es el sálvese el que pueda de las ciudades, de las provincias o de las regiones.
Ya sé que no se puede hablar hoy de separatismo, porque los nacionalistas, aun los más absolutos, no quieren llamarse así. ¿Pero esta es una cordialidad que debemos agradecer o es el reconocimiento de que no se puede vivir separados? ¿Es un mérito o es el convencimiento de que no se pueden cortar los lazos con que nos une a los españoles, sobre todo, la geografía?
Fragmento perteneciente al libro de Pío Baroja, Momentum catastrophicum (pág. 92).
Continuando con la sección denominada Twitter, una sección creada para abordar el tema de Cataluña, veamos qué ha dado de sí la semana 11, inserta en un parón.
Semana 11 en Twitter
(del 18 al 24 de enero de 2015)
@l Gobierno de la Generalitat de Cataluña y @l presidente de Cataluña, Artur Mas:
Contra la independencia de Cataluña, de Antonio Gálvez Alcaide.
NOTA
La columna completa de Contra la independencia de Cataluña ha estado en esta página, en abierto, desde el momento que fue escrita, el 15 de noviembre de 2014, hasta las 20.00 h del día 27 de septiembre de 2015, hora de cierre de los puntos de votaciones en toda Cataluña, en las elecciones al Parlamento de Cataluña, en las elecciones a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, en las elecciones de mayor participación de toda la democracia, debido a las intenciones sediciosas, en contra de la ley, del poder imperante en el Parlamento de Cataluña a día de hoy, 27 de septiembre de 2015.
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