—¡Capullo, desgraciado, cuánto tiempo sin verte! —dice.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 109).
—¡Capullo, desgraciado, cuánto tiempo sin verte! —dice.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 109).
El agonizante, vaya usted a saber por qué, supone que su pueblo fue engullido por la necesidad.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 67).
«Bendita la luz del día y el Señor que nos la envía con su caridad y amor que tan grande es».
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 50).
Pepín llega a la punta del Paseo, la del muro del cementerio.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 29).
El techo del bar es el suelo del primer piso. En sus losas se apoya una cama, y en la cama, desde hace unas horas, agoniza un hombre.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 16).