Se incomodó como si le hubieran propinado un pellizquito y exclamó:
—¡La cara de un muerto!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 119).
Se incomodó como si le hubieran propinado un pellizquito y exclamó:
—¡La cara de un muerto!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 119).
Hay que ver, vaya solar más pisoteado de yonquis.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Aquella que fue», del libro Cuentos agrios (pág. 118).
—Ya no nos queda comida. Ahora nos moriremos de hambre. Procuremos no asustar al niño con nuestro miedo.
Fragmento perteneciente a
UNA NIÑA PERDIDA EN EL MAR.
RELATOS DEL FUEGO SANGUINARIO Y UN CANDOR.
Poco después de que enterraran a su papá, el niño Lolo aspiró más pegamento que nunca.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Primerizo en brasas» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 69).
Sé que me escuchan, por mucho que me parezca extraño.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«El día aquel del cementerio» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 30).
Parecía triste. Sus ojos cerrados y sus cejas mantenían el arco de los tristes.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«El día aquel del cementerio» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 28).
De repente me hallé con un despojo dentro de una sábana.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«El día aquel del cementerio» , del libro Relatos del fuego sanguinario y un candor (pág. 27).
Los relámpagos del aire, por un instante, conceden la claridad del día a todo lo que se ciñe en el Paseo y alrededores.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 168).
Los camareros, al final de su briega, respiran el aire fresco del ciprés
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 165).
Las burbujas de aquellas aguas provenían de las ramas de los cipreses.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 138).
—¡Buenas tardes, y buen provecho! —dicen, casi al mismo tiempo.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 107).
O se sumergen si sus tumbas se alojan bajo tierra, a fin de averiguar qué queda de sus restos.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 103).