Donde murió Quevedo, según Azorín

Villanueva de los Infantes

He visitado la casa en que, viejo, perseguido, amargado, expiró Quevedo. Hoy, esta y la casa contigua forman una sola; pero aún se ven claras las trazas de la antigua vivienda y aún perdura íntegro el cuarto donde se despidió del mundo el autor de los Sueños… La casa era pequeña, de dos pisos, sencilla, casi mezquina, sin requilorios arquitectónicos.

Antonio Azorín, José Martínez Ruiz, Azorín, Bruguera, Barcelona, 1983, pág. 189.

Acabo de trasladar aquí unos datos interesantes sobre la casa donde murió Quevedo. El libro de la cita lo muestro aquí, a continuación. Me llama la atención una anotación, mía, a lápiz, de la primera página blanca. Es la que sigue:

Santa Cruz, 29-08-1983

¡Qué tiempos! ¿Pero qué hacía yo, con diecinueve años de edad, en Santa Cruz de Tenerife? La respuesta es sencilla. Como dirían los antiguos, servir al Rey como soldado.

P.D. En mi libro Articulismo formal,
que acaba de salir publicado,
le dedico unas líneas (9) a Azorín,
en el artículo «Cuestión de pulmón«.

«Un texto plagado de kas», página 29

A uno le van las letras, incluso en la sopa. Algunas veces me alimento con sopa de letras, aun sabiendo que pasado un tiempo he de evacuarla. La necesidad obliga («miseria homini»). Letras y más letras. Letras en berrinche, letras en desbandada, letras delicadas, letras afiladas, letras ensopadas, letras papanatas, letras para dar y vender.

Fragmento inicial del artículo «Un texto plagado de kas», perteneciente al libro Articulismo formal (pág. 29, Morfeo Editorial, Barcelona, junio, 2020), ya en preventa.

«Un texto plagado de kas», ABC, 17/07/1998