El señor Julián le estrechó la mano con un respeto renovado.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 110).
El señor Julián le estrechó la mano con un respeto renovado.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 110).
Era una sombra andante. Con su manto en bandolera, parecía de otro tiempo. La gravedad de su porte infundía respeto.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 60).
—¿Te vienes a darles pedradas a los del barrio de la cuesta?
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Temblor de invierno» , del libro Cuentos agrios (pág. 104).
Allí hizo más frío que nunca y hube de acurrucarme a los cartones amontonados de las cajas defectuosas.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Mataperros» , del libro Cuentos agrios (pág. 73).