—Mírame los labios —dijo Magdalena—, los tengo cocidos, llagados.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 43).
—Mírame los labios —dijo Magdalena—, los tengo cocidos, llagados.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 43).
Llevaba un mes sin afeitarse. Le crecieron pelos de loco, unos pelos tiesos y desorientados, escarolados y enredados. Una mañana se percató de que no temblaba de miedo, sino de frío, y sospechó que había perdido la noción del tiempo.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 27).
Pronto se echaría encima el invierno, con sus largas noches heladas de confusión y escarcha
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 19).
Los pocos que quedaban por la calle, a primera hora de la madrugada, evitaban la contemplación del hombre.
Fragmento perteneciente al relato titulado
«Entre dos fuegos» , del libro Cuentos agrios (pág. 16).
Se quedó desamparada. Los gorriones cantaban coplas desenfadadas a su lado.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 35).
Miró el cuello de su esposo.
Fragmento perteneciente al relato
titulado «El acoso» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 109).
¿Por qué dispongo de tan poco espíritu?
Fragmento perteneciente al relato
titulado «Síntomas» , del libro TRENZADO DE HOMICIDAS (pág. 78).