—Sí. Son chavales intoxicados de siglo XXI.
—¡Oh, qué fino, siglo XXI, intoxicados! ¿También te quieres quedar conmigo? ¿Oíste?
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 121).
—Sí. Son chavales intoxicados de siglo XXI.
—¡Oh, qué fino, siglo XXI, intoxicados! ¿También te quieres quedar conmigo? ¿Oíste?
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 121).
—Totalmente real —continuó Salvador—. Fue la mortaja de Jesús de Nazaret. Y en ella no sólo se aprecia ese rostro que veis, sino toda la silueta de su cuerpo, grabada a fuego.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 120).
Se incomodó como si le hubieran propinado un pellizquito y exclamó:
—¡La cara de un muerto!
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 119).
—¡Mira, escucha, que soy la Guadalupe, tu suegra! ¡Que te hablo desde aquí, desde Fuentes de León! ¿Me conoces?
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 108).
—¿Y quién eres tú para que la lluvia te haga caso? —preguntó Magdalena con un inconfundible tono de incredulidad, matizado por un hilo de incipiente divertimento.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 105).
Y se topó con un ojo absolutamente ensangrentado, de rubí intenso, enardecido por los destellos que le procuraban las lágrimas.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 51).
Los camareros del California todavía viven, arrugados como una pasa, nonagenarios.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 35).