El esqueleto Federico y la joven Angelines

Despertar, de Marilu Kuhne

El esqueleto Federico está más frío que la difunta Mercedes.

Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 55).

Su mujer, de La Victoria, Córdoba

Persianas echadas

A mi mujer, este año, se le ha disparado la gordura.

Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 54).

La abuela de Montilla

Manos de la vejez

«Bendita la luz del día y el Señor que nos la envía con su caridad y amor que tan grande es».

Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 50).

Un chaval ya en edad laboral

Furia

Ayer, en una clase sulfurosa, el nene de 4º de ESO que la semana pasada, durante un examen, estiraba el cuello como una jirafa en busca de las respuestas de su compañera de delante, un nene que labora tanto como larga tiene la lengua, me dijo lo que sigue:

—¡Tú pones negativos porque te sale de los cojones!

Hay que ver. Mis cojones, en bandolera, en medio de una clase. Qué risa. Sin embargo, el nene tuvo que salir expulsado en nombre de la pedagogía. Se fue con su inmensa carga de arrogancia intacta, rojo como una brasa, envenenado de cólera.

Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010

En Allepuz, Teruel

Mujer orinando

«O eres una mala sombra o me estoy volviendo loco».

Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 49).

La madre de la difunta Mercedes

Llanto

Cuántas lágrimas han brotado a lo largo de los tiempos.

Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 36).