El agonizante no puede dar crédito a su suerte
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 160).
El agonizante no puede dar crédito a su suerte
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 160).
Dejemos en paz a la muerte
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 159).
Hay un bobo que, por culpa de la influencia de una mujer, me mira como a un mamarracho. Apenas lo conozco. Apenas nos conocemos. Yo, de él, tan sólo he tenido indicios clarísimos de su memez. Tenemos a un bobo que me mira mal, por culpa de una mujer. Es largo de estatura, corto de miras, un bobo que se me atreve con palabras chamuscadas precisamente porque es bobo. No sabe dónde se mete. Psicológicamente, pueden volarle los dientes.
Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010
Ahora, muy de mañana, acabo de enterarme de que ayer se murió el escritor portugués José Saramago. La última vez que lo vi, el hombre, en silla de ruedas, paseaba en los mismos huesos. Quedarse en los huesos, repentinamente, suele ser preludio de muerte. Se murió José Saramago, a los 87 años, provecta edad cuando se trata de un hombre; las mujeres, como es natural, duran más. Le concedieron el premio Nobel de Literatura a José Saramago. A mí me gustaba oírlo, con aquel empaque tan sereno, tan escéptico, tan de vuelta de casi todo. Y me gustaba verlo, por la concordancia de su rostro con las palabras que pronunciaba, un rostro tranquilo, de cansado escepticismo, tan de vuelta de la banalidad del mundo. También tuvo una mujer joven, otro obsequio del destino a su vejez. Su novela El evangelio según Jesucristo la leí hace once años. En la primera página blanca, tengo anotadas, a lápiz, las siguientes palabras: “Sabrosos detalles. Plasticidad. Imágenes. Un libro hermoso, de sensibilidad y fantasía. Pocas veces decae”. Se murió José Saramago. De muerto, en el ataúd, tiene las gafas puestas. Dicen que lo van a quemar. Y que dividirán sus cenizas en dos partes. Una, para aventarla en su pueblo; la otra, para que termine fundiéndose en el bravo y solitario mar de Lanzarote. Emotividad, de última hora, en un hombre bueno. Hay un ateo más en el cielo. Como diría Valle-Inclán, ironeia.
Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010
—Tú, en esta vida, vas a ir de puto culo si mueves las manos así.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 145).
Las burbujas de aquellas aguas provenían de las ramas de los cipreses.
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 138).
Mi vecino se cuela por la ventana abierta de un tercer piso
Texto perteneciente a la novela titulada EL PASEO DE LOS CARACOLES (pág. 137).