Ya lo tengo decidido, y en firme: voy a escribir sobre la vida de Jesucristo. Quien conoce mi narrativa, posiblemente espere, antes que otra cosa, transgresión; y casi al mismo nivel, un realismo descriptivo desorbitado, una fantasía soberbia, siempre sensible al plano poético. Por ahora únicamente puedo adelantar que sólo tengo la intención de la escritura sobre Jesús de Nazaret, que todavía no he decidido su registro lingüístico, que estoy releyendo el Nuevo Testamento, un Nuevo Testamento, el mío, completamente anotado a lápiz. Efectivamente, aquel Antonio de hace más de una década está ayudando al Antonio actual.
No es la primera vez que la sombra de Jesucristo toca mi fibra sensible. En enero de 2001 puse punto final a la novela El solitario, que se relaciona estrechamente con el Nazareno. El pretendido Mesías, con su tremenda historia, me persigue desde mi más tierna infancia. Y hoy… En todos mis viajes por la geografía española medieval, su apasionada y maltratada figura no deja de mostrarse frente a mí en casi todas las esquinas, ya sea en forma de piedra besada o en las pinceladas de una mano genial.
Jesucristo, ya casi lo comprendo del todo. Creo que ya ha llegado el momento de que me detenga, de lleno, frente a él.
Arriba muestro la libreta que contendrá mi manuscrito (prefiero las hojas blancas, pero sólo había cuadriculadas o de una raya).
Seguiremos informando.
Fragmento perteneciente al libro Dietario en Red 2011-2012