Con las siguientes tres entregas de Milagros de Nuestra Señora (Los dos hermanos, El nuevo obispo de Pavía. El prior y el sacristán, El labrador avaro. El clérigo simple), doy por concluida una primera fase de las traducciones al castellano moderno de la obra de Gonzalo de Berceo. ¿El motivo? La elección del tiempo. ¿Que qué he elegido? Quedarme, durante todo el verano, ni más ni menos que con don Francisco de Quevedo. ¿Que de qué manera? Traduciendo su novela titulada El buscón. ¿Y algo más? Sí, algo que me hace sentir lo bien que me circula la sangre por las venas, en relación al maestro Quevedo, y que anunciaré en el momento oportuno.
Sigan ustedes atentos a la pantalla, y buen verano tengamos todos.