Poco antes de visitar el monasterio de Santo Tomás, me he pasado por unos cuantos palacetes (el palacio de los Serrano, la mansión de los Deanes, el palacio de los Almarza, el palacio de los Ochoa Aguirre o Superunda) y una iglesia románica, la de Santo Tomé, que debería incluirse en la ruta teresiana. Incluso he tenido tiempo para la alucinación, debido a lo que me he encontrado, por casualidad, en el Colegio de Abogados de Ávila.