Chicas

Chicas prostitutas
Hay algunas chicas muy simpáticas, las de tres duros; no son muy guapas, esa es la verdad, pero son muy buenas y amables, y tienen un hijo en los agustinos o en los jesuitas, un hijo por el que hacen un esfuerzo sin límite para que no salga un hijo de puta, un hijo al que van a ver, de vez en cuando, algún domingo por la tarde, con un velito a la cabeza y sin pintar. Las otras, las de postín, son insoportables con sus pretensiones y con su empaque de duquesas; son guapas, bien es cierto, pero también son atravesadas y despóticas, y no tienen ningún hijo en ningún lado. Las putas de lujo abortan, y si no pueden, ahogan a la critatura en cuanto nace, tapándole la cabeza con una almohada y sentándose encima.
Martín va pensando, a veces habla en voz baja.
-No me explico -dice- cómo sigue habiendo criaditas de veinte años ganando doce duros.
Martín se acuerda de Petrita, con sus carnes prietas y su cara lavada, con sus piernas derechas y sus senos levantándole la blusita o el jersey.
-Es un encanto de criatura, haría carrera y hasta podría ahorrar algunos duros. En fin, mientras siga decente, mejor hace. Lo malo será cuando la tumbe cualquier pescadero o cualquier guardia de Seguridad. Entonces será cuando se dé cuenta de que ha estado perdiendo el tiempo. ¡Allá ella!
Martín sale por Lista y al llegar a la esquina del General Pardiñas le dan el alto, le cachean y le piden la documentación.
Martín iba arrastrando los pies, iba haciendo ¡clas! ¡clas! sobre las losas de la acera. Es una cosa que le entretiene mucho…

Fragmento perteneciente a la novela de Camilo José Cela, La colmena (pág. 202).

Escritos míos donde aparece Camilo José Cela:

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