La paupérrima densidad nocturna del bar California parecía café aguado.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 137).
La paupérrima densidad nocturna del bar California parecía café aguado.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 137).
—¿Habéis visto la plaza? —preguntó Fede.
Se refería a la plaza Orwell. Pepe y su novia despacharon una mueca de extrañeza.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 136).
A esas horas de la noche era imposible que aquella muchachita isleña, de Tenerife, pudiera reparar en que la mirada de aquel hombre desgreñado le inyectaba el sereno amanecer de su pueblo azul.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 41).
Los camareros del California todavía viven, arrugados como una pasa, nonagenarios.
Fragmento perteneciente a la novela titulada El solitario (pág. 35).