¡Que echan a Ricardo Costa! Aquel talle impecable de chulapón para mi pueblo, de lechuguino para el profesor de latín. ¡Que echan a Ricardo Costa! Su presunto tejemaneje corrupto de político corrupto todavía joven, fiestero, de habilidad fonética, perfumado de lujazos. ¡Que lo echan! Se nubla el cielo. Retumba el naranjal. Rueda la
Publicado bajo el epígrafe de Artículos dominicales, en Dietario en Red, el 11 de octubre de 2009