Hoy, la Diada, reivindicación

Diada

Este titular de ayer, de La Vanguardia, me exasperó

 

Un titular de un día antes de la DiadaPuigdemont, todo un presidente de Cataluña, mandando a una gente que se encare con otra, instando a la violencia verbal, pero «de forma serena». ¡Qué rabiosa ironía, olida hasta por el más despistado! ¡Qué vergüenza ajena! ¡Qué insulto a la inteligencia! Si yo tuviera unos 20 años de edad, este titular, el día antes de la Diada, me habría obligado a salir a la calle el día de la Diada, para pegar cuatro gritos en contra de este presunto bandido sedicioso (tiene una querella criminal) que insta a la violencia verbal con la fuerza de un sarcasmo hediondo. Y yo, con unos 20 años, no solo era un experto en taekwondo de competición, sino que era amante de la obra de Azorín, Baroja, Valle, Bécquer, Poe, y hasta del primer Cela, e incluso tenía un fajo de folios de mi primera novela El Paseo de los Caracoles. O sea, yo, con unos 20 años, tenía la cabeza, los puños y las piernas muy bien puestos. Pero debido a la edad, más dispuestos las piernas y los puños que la cabeza.

Solo pido hoy, y las próximas semanas, que la violencia verbal no se transforme en violencia física, que las pasiones de los jóvenes, y no tan jóvenes, no desemboquen en hostiones y en sangre, que sería la salsa y armonía de unos cuantos politiquillos zumbados con muy mala leche.

 

A Rafael Casanova

Pongo foto, en Instagram, de la estatua de Rafael Casanova, el día después de la insoportable Diada independentista (ya van cuatro años, cuatro retenciones de tráfico).

Pongo el texto aquí, por si no quieren pinchar aquí:

Instantánea tomada el 12 de septiembre de 2015, frente al monumento a Rafael Casanova, en el mismo punto donde Casanova cayó herido en su afán por defender su puesto de Consejero Jefe de la ciudad de Barcelona, un puesto que peligraba debido a que Casanova, al mismo tiempo, defendía la libertad que le seguiría concediendo el archiduque Carlos de Austria (absolutista), hombre que aspiraba al trono de España que acababa de ocupar, prácticamente, Felipe V (absolutista también, aunque ilustrado).

Rafael Casanova, Barcelona