El viejo profesor, el último día del año, se levanta a las cinco y media de la madrugada. Tiene ganas de escribir. No escribe desde el 23 de diciembre, el día del cólico hepático. Y no es porque no le hayan apretado las ganas, sino porque no ha contado con el tiempo suficiente para hacerlo: sus dos novias, que lo llevan de cabeza, de un lado para otro, como un zarandillo, siempre con la caricia pronta y los besos desbordados. Todo un placer que desgasta la suela de sus zapatos desde hace ya más de tres semanas, un placer dentado que empieza a inflar su vacío globo de los remordimientos. Y hoy es Nochevieja.
Fragmento perteneciente a las memorias noveladas de la serie El viejo profesor
Es la mañana de un sábado, la mañana del 17 de diciembre. Son las ocho menos cuarto, y con bocanadas de aire frío en la calle. El viejo profesor, tras sentarse en el sofá de su casa, habiendo encendido poco antes la estufa y el portátil, nota su conocido ensanchamiento de caderas después de varias horas de amor entusiasta.
Fragmento perteneciente a las memorias noveladas de la serie El viejo profesor .
Al último día del año le cuesta amanecer. Las ocho menos cuarto de la mañana, y ni un rayo de luz solar en la calle. Llovizna, no hace demasiado frío. Algunos goterones se ponen sonoros, vagos, muy vagos, al estrellarse en algunas techumbres de plástico, huecas, muy huecas, de los cuartos trasteros de los bajos. Con la pereza de un nene embobado, con el legañoso discurrir de un nene siempre en la luna, amanece el último día del año. Es un día lento, muy lento, como de puntillas. La llovizna ni siquiera deja agua en los cristales de las ventanas.
Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010
Aquí estoy, con una copa de whisky en la mano, y la música de fondo de la gitanilla Estrella Morente. Vieja costumbre de la que ha florecido mucha letra impresa, incluso pagada en metálico (los artículos publicados en ABC, por ejempo).
A ver quién se ha librado alguna vez del pretendido veneno de las palabras irreverentes. Nadie. Ni Dios desde su sagrada palabra indirecta en el Viejo Testamento, que tantos conocen. Ni Cristo desde su sagrada palabra indirecta en el Nuevo Testamento, que tantos conocen. Ni siquiera los santos, desde sus palabras volanderas, que por volanderas no tantos conocen.
Publicado bajo el epígrafe de Artículos dominicales, en Dietario en Red, el 1 de noviembre de 2009
Ayer me enteré de la inauguración de una nueva página web, se llama hemeroteca.abc.es. Pues bien, o parece que han rehecho los ejemplares de ABC al libre albedrío de algún maniático, o parece que, por la cara, se han quitado de encima a infinidad de articulistas. Porque tanto yo, como otros muchos, muchísimos, no aparecemos. Diez artículos míos tiene el diario ABC. Y ninguno sale a relucir. Diez artículos en diez ejemplares de periódicos que guardo en el baúl de los recuerdos. De cuando me vi en la necesidad de colaborar con la prensa, como único medio de promoción literaria. Tenía dos libros publicados por aquel entonces. Qué tiempos. Menos mal que la promoción literaria de los escritores del siglo XXI ya no depende, en exclusividad, de las editoriales y de la prensa. Los escritores del siglo XXI dependen de sí mismos, exclusivamente de sí mismos en la mayor parte del porcentaje que existe. Internet como fuente de liberación. Ya he hablado de eso en Dietario en Red.
Vaya, vaya, menudo lío se ha hecho la hemeroteca de ABC para Internet. Sus ejemplares no son reales. Sus ejemplares están equivocados. No sé si con aviesa intención. En cambio, mis cuentos del semanario Blanco y Negro sí aparecen. Tanto «Después del sueño» (1 – 2 – 3) como «Anhelos y luces» (1 – 2 – 3) pueden leerse en la versión que les mandé. Como se sabe, ambas historias pertenecen al libro Cuentos agrios.
La hemeroteca de ABC para Internet. A través de ella, el lector curioso que me sigue podrá leer la primera edición de estos dos cuentos míos. Cosa que recomiendo, como es natural.
Me han localizado en Internet alumnos de 1º de ESO. Demasiados críos. No me ha gustado ni un pelo. Pero alguna vez tendría que ocurrir. Ya ha ocurrido.
Vale, comentaristas, hijos de la grandísima. Intentáis comerme viva. Que si soy una soberbia, que si eskribo como (…)
Texto perteneciente a la novela titulada CALIENTE (pág. 57).
Nota del autor:
La fotografía del coño es la fotografía original que apareció en el dominio www.pazvegalopez.com. Vuelvo a recordar que todos los mensajes que vertió mi niña Paz, se dirigieron a personas reales, no de ficción; y que debido a ello, y como diría Miguel de Unamuno, Paz Vega López es el único personaje de la literatura española que consiguió saltar a la realidad, logrando apasionar, tanto en positivo como en negativo, no sólo a personas anónimas, sino a catedráticos de Universidad, periodistas, escritores reconocidos, intelectualidad varia, el único motivo de que estos seres aparezcan en el libro, evidentemente. Una última anécdota. Permítanme exhibir unas palabras que don Miguel de Unamuno hubiera pronunciado si hubiera sido contemporáneo de mi niña Paz y no hubiera fallecido en 1936 con los pies más que calentones:
—Paz Vega López hizo realidad una de mis más rabiosas obsesiones literarias. Enhorabuena.
Un webmáster, que flipa con mis eskritos en el blog de Arcadi, me
(…)
Texto perteneciente a la novela titulada CALIENTE (pág. 40). Nota del autor:
Pedro de Andrés es otro personaje real. Fue determinante para el desarrollo de mi niña Paz en la web.
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