¡Cuántas horas invertidas en la «traducción» del Quijote al castellano actual! Y qué placer. No se trata de la obra completa, sino de una selección: 20 capítulos y los dos prólogos de Cervantes. Para recordar una imagen del grueso, pongo todos los folios juntos en la siguiente fotografía:
Para que se tenga una idea del berenjenal en el que me he visto, de la diferencia entre el castellano antiguo y el moderno, cuelgo la foto de un folio característico del primer borrador:
Como es natural, las correcciones disminuyen en el segundo borrador:
Y el mayor gusto, al final del largo trayecto, con las páginas de la obra casi inmaculadas:
Al último día del año le cuesta amanecer. Las ocho menos cuarto de la mañana, y ni un rayo de luz solar en la calle. Llovizna, no hace demasiado frío. Algunos goterones se ponen sonoros, vagos, muy vagos, al estrellarse en algunas techumbres de plástico, huecas, muy huecas, de los cuartos trasteros de los bajos. Con la pereza de un nene embobado, con el legañoso discurrir de un nene siempre en la luna, amanece el último día del año. Es un día lento, muy lento, como de puntillas. La llovizna ni siquiera deja agua en los cristales de las ventanas.
Fragmento perteneciente a DIETARIO EN RED 2009-2010
Muchas gracias por tu ofrecimiento. Como sabes, ya he entrado en la «traducción» de La Celestina. Es tan personal lo que estoy haciendo que, necesariamente, mi traducción tiene que ser distinta a la de otros filólogos. El motivo es sencillo: en todas las traducciones que aparecerán en Morfeo se aplicarán los mismos criterios de cambios morfosintácticos, tendrán la misma concepción literaria, independientemente del género de los textos. Y eso sólo puede conseguirse si el «traductor» es siempre la misma persona. Sé que la labor es ingente, pero también muy complaciente.
Aquí estoy, con una copa de whisky en la mano, y la música de fondo de la gitanilla Estrella Morente. Vieja costumbre de la que ha florecido mucha letra impresa, incluso pagada en metálico (los artículos publicados en ABC, por ejempo).
Cuando escribí mi primer cuento hispanoamericano, «Eduvigis Lindavista», hace exactamente veinte años, en agosto de 1989, no sabía que mi niña Eduvigis daría pie a todo un libro de contenido y forma, de paisajes y espíritu hispanoamericanos. Por aquel entonces, lejos quedaba la lengua española de América; muy remota, la vivísima respiración del paisaje hispano; completamente ajeno, aquel conjunto de países transoceánicos, con el brutal y miserable establecimiento de muchos de sus gobiernos, tanto del pasado como del presente. Lo único que me resultaba consustancial sobre aquel mundo era la capacidad de conexión con las almas de los personajes hispanos de mi propia inventiva, unas almas encerradas en unos marcos paralelos, reconocibles, de ciertas realidades hispanoamericanas. Así que a través de mis propios personajes, fui consciente de una sensibilidad muy profunda hacia lo que es y significa Hispanoamérica. Desde entonces me interesó su pasado, su presente, su futuro, casi tanto como la realidad de mi propio país. Ciertamente hay un lazo de unión entre Hispanoamérica y España.
Como digo, no pude sustraerme a la fuerza dramática de aquellas gentes, a la mole bestial de sus paisajes. Parecía que mi primer personaje hispano, la niña Eduvigis, una niña de siete años muerta «en olor de santidad», una niña santa, tiraba de mi mano con su poderosísima energía, que avivaba mi intuición narrativa, que transformaba mi tonalidad lingüística de español en tonalidad lingüística de americano, para la que no desdeñé muchos usos y registros andaluces. En aquel torrente de imaginación narrativa que cayó sobre mí, y que duró seis años, entre periodos de duermevela y agitación entusiasta, no estuve solo. La tradición literaria, con su impresionante fuerza, tiró de mí casi tanto como la niña Eduvigis. Hay tres nombres: Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Ramón María del Valle-Inclán. Aquí están los tres autores que me empujaron, que representaron por aquella época todo un sano y escalofriante pique de escritor. Para qué ocultarlo. Mi intención era igualar o superar la imponente obra literaria de los tres grandes maestros citados. No hay que reírse de mi atrevimiento. Uno era joven y tenía la potra siempre tiesa. Así que mi osadía hay que englobarla en ese contexto, en el de la inocencia que acarrea la juventud. Qué tres grandes escritores. Dentro del registro hispano, el más grande, y con mucha diferencia, es Juan Rulfo, que tuvo la forma, el fondo, la poesía, el coraje narrativo en la masa de la sangre.
Esta edición de Relatos del fuego sanguinario y un candor es la segunda. Se trata de una edición revisada, corregida y ampliada, como dirían los tratadistas. De sus diez historias, sólo dos fueron galardonadas con premios literarios. Y eso fue así porque con la ingenuidad de la juventud, los escritores mandan a concursar sus obras, por comprobar con cierto morbo qué hacen con ellas. Fueron premiados los relatos «Eduvigis Lindavista», con el I Premio Teruel de Relatos, en octubre de 1989, apenas dos meses después de su punto final, y «Justinita la Idolatrada», que fue Hucha de Plata en 1993, en el XXVIII Concurso de Cuentos Hucha de Oro. Relatos del fuego sanguinario y un candor. Ya está aquí su segunda edición. Cuántos años sin bucear, de nuevo, en aquellos ambientes de mi creación. He de confesar que cuando comencé a leer la primera de sus historias, para las galeradas, se me puso la piel de gallina con la descripción del nacimiento de la niña Eduvigis. Hay que ver lo que los escritores son capaces de escribir guiados por la ufana batuta de su juventud, por el sano veneno que te permite intentar emular los grandes logros de los mejores maestros.
Aquí estampo la segunda edición, veinte años justos después de finalizado su primer cuento, diez años después de que otro de mis personajes, Salvador Hurtado, el protagonista de la novela El solitario, viera en sueños a la niña santa, un asunto que me hizo pensar sobre si la niña Eduvigis, más que un cuento y el protagonismo esporádico en la saga de sus historias, podía merecer su propia novela. Todo un asunto que me abrumó, por el colosalismo de la ingente dificultad que conlleva. Bien es cierto que nunca se sabe lo que un escritor puede dar de sí. Pero a día de hoy, uno conoce perfectamente lo que la disponibilidad del tiempo concede, un tiempo que quema sus minutos, que los encrespa, un tiempo que me hace comprender la imposibilidad de superar, sobre la niña santa, lo que ya tengo escrito.
Menudo verano me estoy pegando. Un verano totalmente supeditado a la literatura. Pringue. Nuevamente se me quedan colgados los viajes a Santiago de Compostela y aledaños, al resto de las dos Castillas, a los sedimentos de León. Y todo, claro, por motivaciones literarias. Desde que en 2004 arranqué la tarea experimental de Caliente, no hago nada nuevo. Me estoy refiriendo a nada nuevo en narrativa. Y ya tengo ganas.
Mi relación con la editorial Espasa. Con mucho divertimento, valga la paradoja, acabo de ser víctima de una maldad de la editorial Espasa. Como su literalidad no se merece el olvido en los tristes andurriales de mi memoria, me relamo de gusto con su incorporación en este humilde parapeto.
Poco antes de iniciar mi bonita aventura con Morfeo, le remití a la directora de Narrativa de la editorial Espasa, Mercedes Castro, un e-mail con el archivo adjunto de una de mis novelas inéditas, la titulada El solitario. Aquello ocurrió el 10 de julio de 2006. Con el paso de los meses, desentendido por completo del actual panorama editorial español, tan patético, reparé en que todavía tenía un asunto pendiente con una editorial. En diciembre me puse en contacto con Espasa. Me dijeron que, desde hacía dos semanas, Mercedes Castro ya no trabajaba en la editorial. Comenté mi asunto. Hice unas llamadas más. Hasta que el 15 de febrero se me puso al teléfono la actual editora de Narrativa, Miryam Galaz. La informé sobre la cosa y le hablé de un tiempo limitado para su respuesta, ya que Morfeo tiene intención de enviar a fotocomposición El solitario en abril. Miryam se comprometió a contestarme pronto. Y así ha sucedido. Lo hizo ayer. Con dos correos electrónicos prácticamente simultáneos.
Asunto: Re: Novela El solitario
De: …@espasa.es
Fecha: Lun, 26 de Febrero de 2007, 13:11
Para: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Antonio, buenos días: te daremos nuestra respuesta esta misma semana. Me llama la atención esto que dices de «mandar a fotocomposición en abril». Imagino que tendrás la novela sólo comprometida, pero no contratada, ¿no?
Gracias por tu paciencia.
Miryam Galaz
ESPASA-CALPE
Vía de las Dos Castillas, 33. Ática. Ed. 4
28224 Pozuelo de Alarcón (Madrid
Tel: + 34 91 784 83 06
…@espasa.es
www.espasa.com
Asunto: Re: Novela El solitario
De: …@espasa.es
Fecha: Lun, 26 de Febrero de 2007, 13:13
Para: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Acabo de ver tu web y ahora entiendo mejor 🙂
Otro beso.
Miryam Galaz
ESPASA-CALPE
Vía de las Dos Castillas, 33. Ática. Ed. 4
28224 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel: + 34 91 784 83 06
…@espasa.es
www.espasa.com
Ese interés por el contrato de El solitario, esos besos a pares, ese cariño surgido de la nada, estrechamente enlazado a la atmósfera artificiosa de un buen rollo desmedido, para cualquier escritor bisoño y no tan bisoño hubiera significado el preámbulo del visto bueno a la publicación de su obra. Evidentemente, también para un autor como yo si, por arte de birlibirloque, y como tras un hachazo, hubiera olvidado su trayectoria literaria acumulada a lo largo de más de media vida.
Hoy mismo, hace un rato, me ha llamado el cartero. Dijo dice que tenía un paquete que no cabía en el buzón. Resulta que se trata de la editorial Espasa. Me ha devuelto impreso el manuscrito, con una carta impersonal y rutinaria que me advierte de que la novela ha sido descartada. ¡Qué maldad tuvo ayer conmigo Miryam Galaz! Ayer, bromeando con mi hermano Fernando sobre los correos de esta chica editora , tan avispada para la gilipollez, le dije que su femenina voz, al teléfono, me pareció bastante erótica, etc.
A continuación incluyo mis dos respuestas electrónicas a los dos correos de Miryam Galaz:
Asunto: Re: Novela El solitario
De: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Fecha: Lun, 26 de Febrero de 2007, 17:19
Para: …@espasa.es
Hola, Miryam.
Por supuesto que tengo libre la novela. Sólo depende de vosotras que salga editada en Espasa o en Morfeo.
Gracias por el compromiso de esta semana.
Besos,
Antonio Gálvez Alcaide.
P.D. Espasa era y sigue siendo mi debilidad.
Asunto: Re: Novela El solitario
De: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Fecha: Mar, 27 de Febrero de 2007, 11:49
Para: …@espasa.es
Miryam, acabo de recibir tu paquetito. Me ha hecho mucha gracia, sinceramente.
No me la has dado con queso. Ayer, cuando leí tus dos correos, sospeché que tus besos eran besos de Judas; y tu interés por mi obra, de cartón piedra. Tu fallo principal fue remitírmelos seguidos, con una diferencia en el tiempo de dos minutos.
No sé a qué se debe este juego perverso por tu parte. ¿Tal vez a la carta de Mercedes Castro en Morfeo, junto a mi respuesta abierta? Qué tontería.
Reconozco que esta maldad tuya, edulcorada a mis ojos, me la ha puesto un poco dura. Chica, debes de tener un polvazo.
Un abrazo,
Antonio Gálvez Alcaide.
Poco falta para la cena. Cuando me dispongo a apagar el ordenador, abro el correo y me tropiezo con otro e-mail de Miryam. ¡Oh, me rebate una linda y tierna muchachita! Qué ilusión. Aquí tengo su correo:
Asunto: Re: Novela El solitario
De: …@espasa.es
Fecha: Mar, 27 de Febrero de 2007, 19:12
Para: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Estimado Antonio,
entiendo por tu mail que ha habido una confusión: el paquete que recibiste ayer debió quedar pendiente de devolución por mi antecesora junto con otros manuscritos, de ahí que yo no encontrara referencia al libro cuando llamaste. Por eso te pedí que nos lo volvieras a mandar y por eso se lo entregué a un lector para que nos pasara el informe pertinente cuanto antes. El lector me llamó ayer por la mañana para decirme que la novela le había interesado y por eso te escribí. Después eché un vistazo a tu web y vi tu relación con Morfeo, de ahí mi segundo correo.
Otro beso y espero que tu novela encuentre un editor menos avispado para la gilipollez.
Miryam Galaz
ESPASA-CALPE
Vía de las Dos Castillas, 33. Ática. Ed. 4
28224 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel: + 34 91 784 83 06
…@espasa.es
www.espasa.com
Mi respuesta instantánea, con una sonrisa de oreja a oreja. La muy ladina de Miryam sabe que como siga carteándose conmigo, su nombre, que contiene una horrorosa i griega, pasará a la historia de la sociología literaria sólo por intercambiar conmigo este tipo de letras:
Asunto: Re: Novela El solitario
De: «Antonio» correo@galvezalcaide.com
Fecha: Mar, 27 de Febrero de 2007, 20:12
Para: …@espasa.es
Estimada Miryam:
Sabía que si me contestabas me ibas a venir con una gilipollez semejante a la que me acabas de relatar. Espera un momento, que voy a tirarme de los pelos (…) Ya. Terminado el sofoco, y con un mayor número de calvas, he de expresarte que estás muy poco dotada para usar picardías. Eres tremendamente predecible y no dejas de estar en las nubes. Esta novela ya tiene editorial. Lo dicho, en las nubes. Me parece que tú eres la cuarta o quinta editora de Narrativa en Espasa con la que hablo vía teléfono. Acabas de llegar y no te auguro mucho porvenir. Quiera Dios que me equivoque. Porque como sigamos con estos mensajitos, lo nuestro terminará derivando en una relación tan ultrapasional que ni Romeo y Julieta. Besos por todos los sitios, ya sabes. Y eso que los tuyos comenzaron como los de Judas…
Un besazo de los de verdad y mantente con salud,
Antonio Gálvez Alcaide.
A través de José Ángel Mañas, consigo ponerme en contacto con Roger Wolfe, del que pretendo incluir una cita larga, magnífica, en el próximo libro que editará Morfeo. Wolfe se siente “¡encantado!”. Así da gusto.
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