Otra vez el poeta Josep Carner

Josep Carner

Josep Carner

Recuerdo que, en el invierno pasado, Joan Climent me decía en Barcelona que la literatura de Carner es exquisita. Yo la encuentro más que exquisita: Carner es un gran poeta. Lo es, diríamos, en el sentido técnico, de ejercicio escolar. En este plano, Carner es un enorme escritor, probablemente uno de los más considerables del mundo. Esto que acabo de escribir se comprende, sobre todo, si se tiene presente que Carner trabaja una lengua que literariamente está por hacer, pobre, envarada, anquilosada, muy limitada de léxico, llena de zonas corrompidas, seca como los huesos, de una anarquía ortográfica mantenida por núcleos intelectuales del país, desarrollándose en una ciudad caótica e inmensa, en medio de la indiferencia de una gran parte de la sociedad, en un núcleo humano que tiene, más que la dureza de un cristal de contraste, un poder de absorción meramente biológico, la aspiración de una enorme esponja. En este sentido, el catalán vive en tragedia permanente.

Tendremos, pues, que agradecer siempre a Carner el esfuerzo que hace, el esfuerzo técnico.

Pero después hay una segunda parte: la literatura de Carner no prende mucho, no tiene profundidad humana; a pesar de que nunca es frívola, tiene poco que ver con la vida y las obsesiones de la gente de la época: a veces hace el efecto de un provenzalismo de vitrina, siempre muy gracioso y elegante, pero de poco peso en las vísceras.

Carner, claro, tendrá discípulos. (Y quizá esto es lo que no convendría). Los que exploten su parte de marquetería y de juego verbal, llegarán rápidamente a la insignificancia. Los que traten de aplicar la retórica carneriana a la propia confusión mental parecerán poetas ingleses o escandinavos traducidos. Carner es un caso de agotamiento de una fuente poética.

Fragmento perteneciente al diario de Josep Pla, El cuaderno gris (pág. 90).

Escritos míos donde aparece Josep Pla:

Dietario en Red 2004-2006
Dietario en Red 2007-2008
Articulismo formal
Crónicas estivales
Mi cuaderno gris